Si tu perro tira al ver a otro o se desespera en la Rambla, el problema no es que sea 'malo'. Es que le enseñaron mal a socializar.
Nos dijeron que un perro socializado ama a todo el mundo. Error. Eso genera perros ansiosos que no pueden 'desconectarse' del entorno cuando caminan por la ciudad.
La neutralidad es que tu perro vea el mundo como un decorado. Ni miedo, ni euforia. Solo calma mientras vos tomás un mate frente al río sin que él se altere.
Forzar interacciones con la correa tensa crea frustración. Esa emoción suele terminar en ladridos o tirones violentos que podrías evitar con un nuevo enfoque.
Identificá a qué distancia tu perro nota el estímulo (otro perro o un corredor) pero todavía puede escucharte. Ese es tu punto ideal para empezar a entrenar.
Dejá que mire al 'distractor' un segundo. Si no reacciona, marcá con un '¡Muy bien!' y dale un premio de alto valor inmediatamente cuando te mire.
En la calle, la ración común no alcanza. Usá pedacitos de queso, pollo o algo que lo vuelva loco. Tenés que ser más interesante que cualquier perro suelto.
No vayas a Tristán Narvaja un domingo de entrada. Empezá en horarios tranquilos y subí la dificultad de a poco. El éxito depende de no apurarse.
Cada estímulo es una oportunidad. Si tu perro ignora el estruendo de un ómnibus pasando cerca, premiá esa indiferencia. La ciudad es tu gimnasio.
Si ladra o se bloquea, perdiste la batalla. No castigues; simplemente alejate calmadamente. Tu perro te avisó que el entorno superó su tolerancia actual.
Un perro neutral puede acompañarte a un café o a cualquier salida social. Es la base de una vida urbana compartida, libre de dramas y estrés innecesario.
Lograr que tu perro ignore las distracciones no lo hace menos social. Lo hace más seguro de sí mismo y mucho más fácil de disfrutar en el día a día uruguayo.
Descubrí la guía completa con los pasos exactos para transformar la conducta de tu perro en la ciudad.