Para tu mascota, tu casa nueva es un caos de ruidos y olores extraños. Sin un refugio, su ansiedad se vuelve crónica.
Busca un rincón lejos del tráfico principal. Evita la puerta principal o la cocina ruidosa. Un clóset amplio o un cuarto de invitados es perfecto.
Usa divisores de Target o Home Depot para delimitar el área. Regla de oro: si están ahí, nadie los toca. Es su territorio inviolable.
El camión de USPS o el cortacésped del vecino disparan el cortisol. Usa máquinas de ruido blanco para crear una barrera acústica constante.
La luz intensa aumenta la vigilancia. Usa cortinas blackout para controlar la luz natural. Durante la primera semana, menos luz significa más calma.
Tu olfato no es el suyo. Evita olores fuertes. Deja que el animal reconozca su nuevo mundo sin interferencias químicas abrumadoras.
Conecta difusores como Feliway o Adaptil. Envían señales químicas de calma directo al cerebro de tu mascota: "aquí estás a salvo".
Pon una camiseta usada en su cama. Tu olor les da seguridad y fomenta el vínculo sin la presión del contacto físico directo.
Aliméntalos solo en su zona segura. Que asocien su espacio con los recursos más valiosos: comida, agua y tranquilidad total.
Olvida la pelota por ahora. Usa un Kong o un Lick Mat de Petco. Lamer libera endorfinas que calman su sistema digestivo y nervioso.
3 días para descomprimir, 3 semanas para aprender la rutina y 3 meses para sentirse en casa. No apresures lo que lleva tiempo.
La zona de descompresión no es un accesorio decorativo. Es la herramienta clínica que permite a su cerebro procesar que el miedo ya terminó.
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