Lo que para usted es una fragancia relajante, para ellos puede ser una trampa tóxica invisible en departamentos cerrados.
Los difusores ultrasónicos lanzan microgotas que flotan en el aire. Su mascota no solo las respira, sino que estas partículas se depositan directamente sobre su pelaje.
Cuando su gato se limpia, ingiere los aceites concentrados pegados en su pelo. Lo que empezó como un aroma ambiental termina en su sistema digestivo y torrente sanguíneo.
A diferencia de nosotros, los gatos no tienen la enzima hepática necesaria para procesar compuestos como los fenoles. El daño en su hígado ocurre en silencio.
En ciudades como Lima, solemos cerrar todo por la humedad. Sin ventilación, los vapores químicos alcanzan niveles críticos para los pulmones pequeños en minutos.
Árbol de té (Tea Tree), menta, canela y eucalipto son altamente irritantes. Tenga cuidado con lo que compra en ferias orgánicas o tiendas de bienestar.
La parafina barata suelta hollín y partículas finas PM2.5. Estas viajan profundo hacia los alvéolos pulmonares de sus mascotas, causando tos crónica.
Si tiene un perro braquicéfalo, cualquier fragancia artificial puede gatillar una crisis respiratoria aguda. Su anatomía ya los hace vulnerables.
¿Estornudos, ojos llorosos o camina con desequilibrio? No es una simple alergia; es una posible intoxicación aguda por compuestos volátiles.
Apague el difusor y abra todas las ventanas de inmediato. Lleve a su mascota a una zona con aire puro. Si el letargo persiste, corra al veterinario.
Use purificadores con filtro HEPA o hierva cáscaras de naranja. Son formas naturales de refrescar su casa sin comprometer los órganos de sus animales.
El aroma de su hogar no debe costarles la salud. Un ambiente sano para su mascota no es el que mejor huele, sino el que tiene el aire más puro y libre de químicos.
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