Un bulto del tamaño de una moneda de 10 céntimos puede cambiarlo todo. Aprende a revisar a tu engreído de forma sistemática.
No lo hagas durante el juego. Busca un momento de calma tras el paseo. La relajación de tu mascota es clave para que no esconda señales de dolor.
Levanta sus labios y presiona la encía: debe volver a ser rosada en menos de 2 segundos. Si es blanca o morada, corre al veterinario.
En ciudades como Lima, la humedad favorece hongos. ¿Huele fuerte o está rojo? Si sacude la cabeza seguido, hay una molestia ignorada.
Desliza tus manos contra el crecimiento del pelo. Buscamos bultos o la 'tierra de pulgas' que abunda en nuestra costa durante todo el año.
Toca bajo su mandíbula. Los ganglios sanos se sienten como semillas de uva. Si uno crece más que el otro, es una alerta de infección.
Presiona suavemente detrás de las costillas. La barriga debe estar blanda. Si tu mascota se pone rígida o intenta morder, hay dolor interno.
¿Puedes sentir sus costillas sin verlas? La obesidad canina en Perú crece. Si parece un 'tamalito', es hora de ajustar sus porciones.
Revisa entre los dedos. El calor de Piura o Lima quema las almohadillas. Busca cortes o uñas astilladas que cambien su caminar ruidoso.
Observa cómo se sienta. Si duda o escuchas un roce en sus huesos, no es solo 'vejez', podría ser osteoartritis que requiere tratamiento.
¿Hallaste algo extraño? Toma una foto junto a una moneda para dar escala y anota la fecha. Esa información vale oro para el doctor.
Esto no es paranoia, es ser el traductor de quien no tiene voz. Detectar un cambio a tiempo es la diferencia entre un susto y un adiós.
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