Ellos ocultan el malestar por instinto natural. Aprende a detectar señales de alerta antes de que sea una emergencia costosa de madrugada.
Deben estar brillantes y libres de secreciones. Si notas una película opaca o un rojo intenso, podría ser una úlcera. ¡No esperes a que cierre el ojo por dolor!
Levanta la oreja suavemente. Si huele a levadura o ves manchas como 'borra de café', hay una infección. En climas húmedos de México, esto escala muy rápido.
Levanta sus labios: las encías deben ser rosas. Si al presionarlas tardan más de 2 segundos en recuperar su color, tu mascota podría estar deshidratada o algo peor.
Toca bajo su mandíbula. Los ganglios sanos se sienten como frijoles móviles. Si parecen canicas rígidas, su cuerpo está luchando contra una infección o algo grave.
Desliza tus manos con firmeza por su lomo y costados. Cualquier masa nueva, por pequeña que sea, merece una foto y una visita al veterinario. No asumas que es grasa.
Pellizca suavemente la piel de su nuca. Si no regresa a su lugar al instante, el calor extremo de México le está ganando la batalla. ¡Ofrécele agua ya!
Palpa su abdomen tras las costillas. Si se pone rígido como tabla o intenta morder, hay dolor interno o gases peligrosos. Esta zona nunca debe estar dura.
En ciudades como Hermosillo o CDMX, el pavimento quema. Revisa grietas o espinas entre sus almohadillas. Una uña larga puede encarnarse y causar una infección.
¿Viste algo raro? Pon una moneda de diez pesos al lado y toma una foto. Así le darás a tu veterinario una referencia exacta del tamaño del hallazgo.
Usa premios de su tienda favorita para que asocie el chequeo con algo positivo. Si se estresa, para y sigue mañana. La paciencia salva vidas y fortalece su vínculo.
Dedicar 10 minutos cada domingo te ahorra miles de pesos y meses de angustia. Tú eres su primer frente de defensa; si tú no lo notas a tiempo, nadie más lo hará.
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