No es falta de amor, es shock sensorial. Si no haces esto hoy, su ansiedad podría durar meses.
Al llegar a casa, su cerebro se inunda de hormonas de estrés. Un entorno ruidoso en México puede dispararlas al doble.
Los primeros 3 días son para descomprimir. Olvida las visitas de tíos y amigos; tu mascota solo necesita calma total.
¿Pasa el camión del gas o hay cohetes? Usa ruido blanco o un ventilador para camuflar el caos exterior que los asusta.
El Fabuloso o el cloro son químicos agresivos para su nariz. Limpia su zona con vinagre o jabón neutro la primera semana.
Pon una playera tuya usada en su cama. Aprenderá que tu aroma significa seguridad sin que tengas que forzar caricias.
Una transportadora abierta y cubierta con una manta le da el refugio que sus ancestros buscaban. Es su lugar sagrado.
Un gato en el suelo es un gato vulnerable. Dale repisas o un árbol alto para que observe su nuevo reino sin miedo.
Pon el agua y la comida lejos de su zona de descanso. Un espacio ordenado reduce su fatiga mental y lo hace sentir en control.
No es berrinche. Si no para de caminar, el aislamiento total le asusta. Cambia la puerta cerrada por una reja de bebé.
Si no se mueve ni come, no está tranquilo; está en shock. Es momento de ajustar su espacio o llamar a un etólogo.
Esta zona no es un castigo, es el puente que construye la confianza eterna entre ustedes. Menos estímulos, más amor real.
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