Tu casa nueva es un bombardeo sensorial. Si no la proteges ahora, su ansiedad podría volverse un problema permanente.
El cortisol tarda hasta 72 horas en bajar tras la adopción. Si le das mimos constantes, su sistema nervioso no descansa. Déjale espacio real.
En España amamos el terrazo, pero el eco estresa. Pon una alfombra densa de IKEA o Leroy Merlin para absorber el ruido de pasos y portazos.
Demasiada luz solar activa su hipervigilancia. Usa las persianas para crear una penumbra que invite al sueño profundo y baje sus pulsaciones.
Esos olores les incitan a marcar con orina por puro estrés. Usa limpiadores enzimáticos para que su zona sea olfativamente neutra.
Un difusor de Adaptil o Feliway es como un 'abrazo químico' invisible. Les dice: estás a salvo aquí. Es vital en los primeros siete días.
Si está en su zona, nadie le toca. Ni niños, ni visitas. El respeto absoluto a su descanso es la mayor muestra de afecto que puedes darle.
No pongas su cama en el lugar de paso. Busca un rincón en un estudio o dormitorio tranquilo, lejos del ruido de la televisión o la cocina.
¿Vives en una calle ruidosa? Pon música clásica suave. Enmascara los sonidos del vecindario que le impiden desconectar de su modo guardia.
Un juguete rellenable tipo Kong fomenta el lamido. Esta acción libera endorfinas de forma natural. Menos juego bruto, más calma mental.
El encierro total genera pánico. Usa una valla infantil: permite el flujo de aire y que te vea, pero mantiene su límite de seguridad intacto.
La descompresión no es un lujo, es la base de vuestra vida juntos. Controla su entorno ahora y evitarás problemas de reactividad mañana.
Descubre el protocolo exacto para los primeros 7 días y consigue que tu mascota sea feliz desde el principio.