Lo que hagas en estas semanas decidirá si tu perro será equilibrado o vivirá con fobias crónicas. El reloj biológico no perdona.
Durante los periodos de miedo, su amígdala se vuelve hipersensible. Una bolsa del Mercadona o el ruido de una moto pueden parecer amenazas mortales de repente.
Ocurre dos veces: entre las 8 y 11 semanas, y de nuevo en la adolescencia (6-14 meses). Es cuando el cerebro calibra qué es peligroso en su entorno.
Si se bloquea, bosteza por estrés o se lame los labios compulsivamente, no es timidez. Está en pleno pico de cortisol. Forzarle ahora es un error grave.
Si tu perro se asusta de un carrito cerca de El Corte Inglés, no le compadezcas. Ríe, juega y actúa como si fuera lo más divertido del mundo. Tu calma le guía.
Consolar con voz lastimera confirma su miedo: 'Tienes razón, hay un peligro'. Cambia el tono triste por uno firme, alegre y seguro. Sé su referente.
En España nos encanta el bar, pero una terraza abarrotada es una pesadilla para un cachorro en fase de miedo. Elige horas tranquilas para su aprendizaje.
Llevarlo a las Fallas o San Juan para que 'se acostumbre' a los petardos solo causará un trauma. La exposición debe ser gradual y siempre positiva.
Si se frena en seco, no tires de la correa. Dale espacio, aumenta la distancia con el objeto y espera a que su pulso baje. La paciencia es tu mejor arma.
Usa trocitos de jamón cocido o premios de Tiendanimal solo cuando ignore el estímulo. Queremos que asocie lo 'feo' con el mejor sabor de su vida.
Si el miedo dura más de tres semanas o muestra agresividad defensiva, consulta a un etólogo clínico. En España tenemos grandes expertos en bienestar.
Este periodo no es algo que 'pasa solo'. Es el momento de construir su confianza. Tu reacción hoy define al perro adulto que te acompañará mañana.
Descubre el protocolo completo de socialización y los ejercicios exactos para cada semana de vida de tu mascota.