Tu peine te está engañando. Si solo acaricias la superficie, el nudo real crece oculto junto a la piel.
En razas como el Caniche o el Perro de Agua, el pelo parece suave arriba pero se apelmaza en la raíz. Es el paso previo al 'fieltro' y al rapado total.
Los profesionales no cepillan 'todo a la vez'. Dividen el manto en secciones horizontales para ver la piel en cada pasada. Así no queda ni un enredo.
Olvida los cepillos de supermercado. Necesitas una carda suave (tipo Artero) y un peine metálico de púas mixtas para el control de calidad final.
El pelo seco se rompe y genera estática, facilitando nuevos nudos. Usa siempre un spray acondicionador o bifásico antes de empezar la sesión.
Sujeta el pelo hacia arriba. Baja solo una franja fina. Cepilla esa sección desde la raíz hacia fuera. Cuando esté libre, baja la siguiente capa.
Axilas, detrás de las orejas e ingles. Son las zonas de roce constante donde el nudo se convierte en placa en tiempo récord. Revísalas tras cada paseo.
Tras un paseo por el campo en España, las espigas se clavan en la base del pelo. Actúan como el núcleo perfecto para nudos masivos si no las sacas hoy.
La piel del perro es elástica y fina. Un error al cortar un nudo y acabarás en urgencias. Si el nudo no abre, usa los dedos y sérum desenredante.
Bañar un perro con nudos es como poner pegamento. El agua aprieta el enredo hasta hacerlo piedra. Primero cepilla por capas, asegura el peine y luego moja.
Un pelo sano nace del interior. Los piensos ricos en Omega-3 disponibles en España ayudan a que el manto sea elástico y se enrede mucho menos.
El cepillado por capas no es para que esté 'guapo'. Es para que su piel respire y evitar el dolor de los tirones constantes que provoca el pelo anudado.
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