No es falta de amor, es una crisis de cortisol. Si no actúas hoy, podrías generar problemas de conducta permanentes.
El ruido de Bogotá o Medellín es una tortura para sus oídos. Necesitan un refugio acústico antes de conocer toda tu casa.
Usa cortinas blackout o tapetes densos de Homecenter para amortiguar el eco. Menos ruido afuera significa menos ansiedad adentro.
Las luces blancas parpadean para ellos. Usa lámparas de tono cálido y evita los bombillos fluorescentes que los mantienen en alerta.
Si ve gente pasar por la ventana, estará en 'alerta roja'. El papel esmerilado deja entrar luz pero detiene la vigilancia constante.
El olor a cloro o Fabuloso los aturde. Su nueva zona debe oler a algo familiar, no a químicos fuertes de limpieza.
Usa difusores como Adaptil o Feliway. Son señales químicas que dicen: 'aquí estás a salvo', directo a su cerebro límbico.
No los dejes en espacios abiertos. Un guacal abierto cubierto con una sábana les da la seguridad que su instinto exige.
Deja juguetes rellenables. Lamer y morder libera endorfinas que bajan el estrés. Evita los juguetes chillones por ahora.
Si se esconde, no lo fuerces. Siéntate cerca a leer sin mirarlo. Tu calma es el mejor puente hacia su confianza.
Si después de 72 horas no come o muestra agresividad, consulta a un etólogo. La salud mental no puede esperar.
La descompresión no es aislamiento. Es darle el control sobre sus sentidos para que pueda amarte sin miedos ni traumas.
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