Si empezó a temerle a cosas normales, estás en una ventana crítica. Un error hoy puede marcarlo para siempre.
Es pura biología. Su sistema nervioso se está 'reseteando' y el miedo se siente 10 veces más fuerte. No está dañado, simplemente está creciendo.
Los perros tienen dos picos de miedo: a las 8-11 semanas y otro en la adolescencia (6-14 meses). Los gatos van más rápido; ¡ojo a sus primeros meses!
Un solo susto hoy deja una huella imborrable. Si se asusta con la licuadora o un camión, su cerebro lo marca como una amenaza mortal para siempre.
Orejas atrás, cola entre las patas o parálisis en plena Ciclovía. Si antes era valiente y ahora duda, la ventana de miedo se acaba de abrir.
Al consolarlo con voz suave cuando tiembla, confirmas que hay peligro. Tu mascota piensa: 'Si mi humano está angustiado, yo debería estarlo más'.
¿Se asustó con una bolsa? Acércate tú, tócala y ríe. Usa una voz animada. Tu calma es el único escudo que necesitan para volver a explorar.
En Colombia las fiestas son ruidosas. Si está en su ventana de miedo, crea un refugio interno con música. No lo fuerces a salir a la calle.
Obligarlo a enfrentar su miedo rompe su confianza en ti. La curiosidad debe ser siempre voluntaria. Si lo empujas, el trauma se vuelve permanente.
Usa su juguete favorito para cambiar el chip emocional. Si hay juego cerca del objeto que le da miedo, su cerebro entiende que no hay peligro real.
Si el miedo dura más de tres semanas o notas agresividad, no esperes. Un etólogo profesional puede evitar que un susto se vuelva una fobia crónica.
Estos periodos no son desobediencia, son hitos biológicos. Tu paciencia hoy determina si tendrás un compañero seguro o un animal reactivo mañana.
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