Muchos dueños en Colombia cometen el mismo error: cepillan solo la superficie. El nudo real vive pegado a la piel.
Si solo acaricias el manto con el cepillo, el subpelo muerto se queda atrapado. Con la humedad de Bogotá o Medellín, esto se convierte en una 'manta' de nudos.
Es el secreto de los profesionales. Se trata de trabajar secciones horizontales pequeñas, asegurando que el cepillo llegue desde la piel hasta las puntas.
Olvida los cepillos de humanos. Necesitas una 'carda' de cerdas metálicas curvas. Es la única herramienta capaz de penetrar capas densas sin lastimar.
Si el peine de metal no desliza como mantequilla desde la raíz, todavía hay trabajo por hacer. Es la prueba de fuego de un buen cepillado.
No empieces por el lomo. La técnica correcta dicta empezar desde abajo, por las patas, y subir gradualmente hacia el torso del perro.
Con una mano levanta el pelo hacia arriba. Con la otra, cepilla hacia abajo pequeñas líneas de pelo. Así garantizas que no quede ni un milímetro sin tocar.
El pelo seco es quebradizo. Usa siempre un spray desenredante. En Colombia, esto ayuda además a combatir el frizz y la estática del clima.
Son zonas de alta fricción. El roce del collar o el movimiento crea nudos en minutos. Revísalas a diario para evitar que se vuelvan piedras.
Intentar cortar un nudo en casa es peligroso. La piel del perro es delgadísima y puedes herirlo seriamente. Si el nudo es masivo, busca a un experto.
Nunca bañes a tu perro si tiene nudos. El agua los aprieta y los vuelve imposibles de deshacer. Desenreda por capas antes de mojarlo.
El cepillado por capas no es para que se vea bonito. Es para evitar dermatitis, dolor y el estrés de un rapado extremo. Un perro sin nudos es un perro feliz.
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