Para muchos dueños de perros en Colombia, el paseo diario se limita a una caminata rápida con una correa corta, enfocada en que el animal camine al ritmo del humano o gaste energía física corriendo tras una pelota. Sin embargo, la ciencia moderna del comportamiento canino sugiere que estamos ignorando la necesidad biológica más importante de nuestros compañeros: el olfato. Los paseos de descompresión son una herramienta terapéutica diseñada para permitir que el perro sea simplemente un perro, explorando su entorno a su propio ritmo. Al priorizar la estimulación olfativa sobre la distancia recorrida, no solo cansamos físicamente al animal, sino que proporcionamos una regulación emocional profunda que reduce los niveles de cortisol y mejora significativamente su comportamiento en el hogar.
La biología del olfato y el procesamiento cerebral
El cerebro de un perro es una máquina diseñada para procesar olores. Mientras que los humanos dependemos de la vista, los perros poseen hasta 300 millones de receptores olfativos, comparados con nuestros escasos 6 millones. Cuando permitimos que un perro realice paseos de descompresión, estamos activando el bulbo olfativo, una estructura cerebral que ocupa una proporción mucho mayor en su cerebro que en el nuestro. Este proceso no es pasivo; requiere una cantidad inmensa de energía cognitiva.
Al olfatear, los perros utilizan el órgano vomeronasal (u órgano de Jacobson) para detectar feromonas y señales químicas que nosotros no percibimos. Procesar esta información es equivalente a que un humano resuelva problemas matemáticos complejos. Por esta razón, 15 minutos de olfateo intenso pueden ser más agotadores y gratificantes para un perro que una hora de caminata a paso rápido por las calles de una ciudad como Bogotá o Medellín. La estimulación olfativa activa el sistema parasimpático, promoviendo un estado de relajación que perdura horas después de haber regresado a casa.

Diferencias entre el paseo de obediencia y el de descompresión
Es fundamental distinguir entre un paseo de entrenamiento (donde se busca que el perro camine junto a nosotros sin tirar de la correa) y los paseos de descompresión. En un paseo tradicional de ciudad, el perro suele estar bajo una presión constante para ignorar estímulos. En cambio, en los paseos de descompresión, el guía sigue al perro. El objetivo es que el animal elija hacia dónde ir y cuánto tiempo dedicar a cada rastro.
En el contexto colombiano, donde las áreas urbanas pueden ser ruidosas y estresantes, encontrar un lugar tranquilo es vital. No se trata de cuántas cuadras recorre, sino de la calidad de la interacción con el entorno. Mientras que el ejercicio físico intenso (como perseguir un disco en el parque Simón Bolívar) puede disparar los niveles de adrenalina y cortisol, el olfateo pausado ayuda a drenar ese exceso de energía de forma saludable, evitando la sobreestimulación que a menudo deriva en reactividad o ansiedad por separación.

Cómo implementar paseos de descompresión en entornos urbanos
Implementar estos paseos en Colombia requiere planificación. Lo ideal es buscar espacios abiertos con poca afluencia de otros perros o tráfico vehicular, como reservas naturales, parques zonales en horas de baja actividad o incluso lotes baldíos seguros. La clave técnica es el uso de una 'correa larga' o traílla de 3 a 5 metros (evitando las correas extensibles tipo flexi, que mantienen una tensión constante poco saludable).
Permita que su perro se detenga en cada poste, planta o rincón que le interese. Si vive en una zona muy concurrida, puede realizar paseos de descompresión cortos cerca de casa en horarios nocturnos o muy temprano en la mañana. Recuerde que el éxito se mide en 'minutos de nariz en el suelo' y no en kilómetros caminados. Si el perro decide quedarse 5 minutos analizando un solo rastro, el objetivo del paseo se está cumpliendo. Esta libertad controlada satisface sus instintos naturales y previene comportamientos destructivos en el hogar causados por el aburrimiento.

Solución de problemas y señales de ajuste
A veces, los paseos de descompresión no salen como se espera. Un problema común es que el perro se sobreestimule si el entorno es demasiado nuevo o ruidoso. Si nota que su perro empieza a jadear excesivamente, se muestra incapaz de dejar un rastro o comienza a tirar de la correa con desesperación, es señal de que el entorno es demasiado desafiante. En estos casos, reduzca el tiempo de exposición y busque un lugar más silencioso.
Otro escenario es que el perro no sepa qué hacer si siempre ha estado bajo control estricto. Puede que se quede quieto esperando instrucciones. Si esto sucede, motívelo suavemente esparciendo algunos snacks saludables en el pasto para fomentar el uso de la nariz. Si su perro presenta problemas de agresividad o miedo extremo a otros perros, consulte siempre con un etólogo profesional antes de llevarlo a espacios abiertos, ya que la seguridad es la prioridad número uno en cualquier actividad de enriquecimiento ambiental.

Preguntas frecuentes
¿Cuánto debe durar un paseo de descompresión?
No hay un tiempo fijo, pero entre 30 y 45 minutos suelen ser suficientes para notar beneficios terapéuticos. Lo más importante es la calidad del olfateo, no el tiempo total cronometrado.
¿Puedo hacer estos paseos con una correa corta normal?
No es lo ideal. Una correa corta limita demasiado el movimiento natural y suele generar tensión física. Se recomienda una correa de al menos 3 metros acoplada a un arnés en forma de Y para no restringir los hombros del perro.
¿Con qué frecuencia debo realizarlos?
Lo ideal sería integrar los paseos de descompresión al menos 2 o 3 veces por semana como complemento a sus salidas habituales, especialmente si el perro vive en un apartamento en la ciudad.
¿Es seguro dejar que mi perro huela todo en la calle?
En general sí, es su forma de obtener información. Sin embargo, en Colombia debe estar atento a posibles cebos, basura o residuos químicos en los parques urbanos. Siempre mantenga la supervisión visual.

Conclusión
Priorizar la biología de su perro a través de los paseos de descompresión es una de las inversiones más sencillas y potentes que puede hacer por su bienestar. Al permitirle explorar el mundo a través de su nariz, está satisfaciendo una necesidad ancestral que el ejercicio físico por sí solo no puede cubrir. Recuerde que un perro que olfatea es un perro que procesa, aprende y se calma. Empiece por cambiar una de sus caminatas tradicionales de la semana por una sesión de exploración libre en un parque tranquilo. Si nota que su perro tiene dificultades extremas para relajarse o muestra comportamientos de miedo incontrolables, no dude en buscar la guía de un educador canino con enfoque en bienestar animal.
Referencias y fuentes
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