No esperes a que deje de comer o gima. El 70% de las enfermedades se detectan antes con un simple chequeo semanal en casa.
Levanta sus labios hoy mismo. ¿Ves un rosado sano? Si están pálidas, blancas o rojas intensas, es una señal de alerta inmediata que no puedes ignorar.
Presiona su encía hasta que blanquee. Si el color tarda más de 2 segundos en volver, tu mascota podría estar deshidratada o tener problemas de circulación.
¿Huelen a levadura sus orejas? ¿Ves secreción en sus ojos? En el clima de Chile, las infecciones avanzan rápido si no las detectas al olfatear.
Palpa bajo su mandíbula. Los ganglios sanos son como porotos chicos que se deslizan. Si se sienten como uvas grandes, su cuerpo está luchando contra algo.
Revisa detrás de sus patas traseras. La simetría es clave: si un lado se siente más hinchado que el otro, hay una inflamación oculta que requiere atención.
¿Encontraste una pelotita? Compárala con una moneda de $100. Si crece o cambia de forma en un mes, es hora de llevarlo al veterinario sin falta.
Pasa tu mano a contrapelo. El brillo es salud interna. Si ves caspa excesiva o parches sin pelo, podría ser un problema hormonal como el hipotiroidismo.
En reposo, lo normal son 15-30 por minuto. Si notas que usa mucho la guatita para respirar, su corazón o pulmones podrían estar bajo gran esfuerzo.
Presiona suavemente el abdomen. ¿Se pone duro o intenta morder? La tensión abdominal es signo de dolor profundo o emergencias como la torsión gástrica.
¿Tu mascota no coopera? Usa trocitos de manzana o snacks. Si asocia el chequeo con algo rico, te pedirá su examen de salud cada semana.
Es aprender el lenguaje de su cuerpo. Al conocer su 'normal', serás el primero en notar el cambio que salve su vida. Tú eres su mejor defensa.
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