Seguiste la regla de los 7 días, pero tu perro tiene diarrea o no quiere comer. El problema no es el alimento, es el ritmo.
Las marcas sugieren una semana, pero el microbioma de tu perro puede tardar hasta 21 días en adaptarse. No es un motor, es un ecosistema vivo que requiere paciencia.
¿Heces blandas justo al llegar a la mezcla mitad y mitad? Es la señal de alerta. Tu perro te está pidiendo que detengas el avance ahora mismo para no inflamar su colon.
Si las deposiciones fallan, no retrocedas ni avances. Mantén la misma mezcla por 3 o 4 días adicionales hasta que todo vuelva a la normalidad.
Un clásico chileno: añade una cucharada de zapallo camote cocido (sin sal). Su fibra soluble absorbe el exceso de agua y estabiliza el intestino de forma natural.
¿Diarrea líquida o vómitos persistentes? Detén todo el pellet seco. Tu mascota necesita un descanso digestivo total de 24 a 48 horas inmediatamente.
Pechuga de pollo hervida y arroz blanco muy cocido. Es el único lenguaje que el estómago de tu perro entiende cuando está inflamado. Sin aliños ni piel.
Si se rasca las orejas o se lame las patas, es una posible intolerancia. Si solo tiene gases, es un ajuste metabólico a los nuevos niveles de grasa del alimento.
En zonas de Chile con mucha cal, el exceso de minerales complica la digestión durante el cambio. Usa agua filtrada o hervida para no estresar más su sistema.
Suplementos como probióticos veterinarios ayudan a repoblar las bacterias buenas. Es como enviar refuerzos a una batalla que el estómago está perdiendo.
¿Sangre en las heces o letargo profundo? Ahí se acaba la guía y empieza el veterinario. No arriesgues su salud por forzar un saco de comida nuevo.
Cambiar de alimento no se trata de velocidad, sino de estabilidad intestinal. Un perro sano hoy es un perro que evitará la urgencia veterinaria mañana.
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