No es falta de ejercicio físico, es hambre sensorial. Deja de caminar y empieza a descomprimir para bajar sus niveles de cortisol.
Para tu perro, olfatear un árbol es como leer las noticias del barrio. Si le impides oler para que camine 'al lado', le estás vendando los ojos sensorialmente.
Olfatear activa el sistema parasimpático. Esto baja las pulsaciones y procesa el estrés acumulado por el ruido de la ciudad y el tráfico de horas punta.
Las caminatas de obediencia rígida agotan, pero no siempre relajan. Un paseo de descompresión no busca llegar a una meta, sino disfrutar la exploración.
Cambia la correa corta por una de 3 a 5 metros. Dale espacio para investigar rastros sin sentir el tirón constante que genera más ansiedad.
Usa un arnés en 'Y' que no restrinja sus hombros. Al eliminar la molestia física, tu perro se sentirá más seguro para bajar la cabeza y usar su nariz.
Prefiere lugares con pasto o tierra en plazas de Providencia o Las Condes. Las superficies naturales retienen los olores mucho mejor que el cemento.
En el verano de la zona central, el pavimento puede ser un peligro. Realiza estas sesiones temprano o al atardecer para proteger sus patitas.
20 minutos de olfateo intenso cansan más (y mejor) que 1 hora de trote. El cansancio cognitivo es la clave para que descanse profundo en casa.
Olfatear ayuda a perros con miedo a procesar el entorno. Elige horarios de bajo flujo de gente para que se sienta seguro de bajar la guardia.
Con solo 2 o 3 paseos de descompresión por semana verás cómo baja su reactividad y mejora su ánimo. Es salud mental para tu mejor amigo.
Este no es un ejercicio de obediencia, es una necesidad biológica. Al priorizar su nariz sobre tus pasos, transformas su calidad de vida y su equilibrio emocional.
Mira la guía completa sobre equipo y rutas recomendadas para descompresión en Santiago.