A solo 50 km/h, la física convierte a tu mascota en un proyectil mortal. No te la juegues en la Panamericana.
Por la ley de inercia, si frenás de golpe, tu perro sigue a la velocidad inicial. La fuerza necesaria para detenerlo es su masa multiplicada por la desaceleración.
No te fíes solo del marketing. Muchos arneses baratos fallan en las costuras al primer tirón fuerte. Necesitás ingeniería, no solo tela.
Las correas largas son un peligro. Si el punto de anclaje permite mucha distancia, el perro sufre un movimiento de rotación que daña su médula.
Un sistema seguro distribuye la fuerza del impacto en las zonas óseas más resistentes. Nunca uses algo que tire del cuello o la columna.
El plástico común se astilla y genera fragmentos peligrosos. Para viajes largos, las cajas de aluminio con certificación técnica son búnkeres móviles.
Para perros medianos, el lugar más seguro es el suelo detrás de los asientos delanteros. Ahí, el espacio de desplazamiento es casi nulo.
Necesitás herrajes de acero inoxidable. El 'zamak' de las correas de paseo se quiebra como vidrio ante un impacto dinámico de gran magnitud.
En Argentina, el calor extremo dentro del auto degrada las fibras del nailon. Revisá siempre que tu equipo no esté rígido o decolorado por los rayos UV.
Si llevás a tu mascota en el baúl de una SUV, la transportadora debe estar fijada a los ganchos de carga originales del vehículo. No la dejes suelta.
La Ley Nacional de Tránsito 24.449 prohíbe llevar animales sueltos. Evitá problemas en el próximo control policial de la ruta y viajá tranquilo.
Viajar seguro con tu perro no es una cuestión de estética o marcas. Es entender la ingeniería necesaria para que toda la familia llegue a destino sin rasguños.
Leé la guía completa con los materiales testeados y los mejores puntos de anclaje para tu modelo de auto.