No esperes a que deje de comer. Diez minutos por semana pueden salvarle la vida y ahorrarte miles en la guardia.
Levantale los belfos. Las encías deben ser color chicle. Si están pálidas o rojas, volá al veterinario. ¿Sabés cuánto tarda en volver el color si presionás?
Presioná la encía con el dedo. El color debe volver al instante. Si tarda más de 2 segundos, su circulación no está bien y puede estar en shock.
Deslizá tus manos bajo la mandíbula y atrás de las rodillas. Los ganglios deben ser chiquitos y móviles. ¿Sentís algo inflado o firme?
Buscá bultos, costras o zonas calientes. No ignores ese "granito" nuevo; en Argentina, los paseos por la plaza traen más que solo alegría.
Presioná suavemente el abdomen detrás de las costillas. Si se pone rígido o se queja, hay dolor interno. El vientre siempre debe estar relajado.
¿Respira con esfuerzo abdominal? ¿Hace ruidos extraños? Con la humedad de Buenos Aires o el Litoral, los problemas respiratorios no perdonan.
Flexioná sus patas suavemente. La rigidez no es solo "vejez", es dolor tratable. Detectar la artrosis a tiempo cambia su calidad de vida.
Revisá si hay quemaduras o espinas entre los dedos. Si las uñas tocan el piso al caminar, le están arruinando la postura y causan dolor.
Revisá la zona de las mamas en hembras y machos. Los tumores encontrados a tiempo tienen solución. No esperes a que el bulto crezca.
No lo fuerces. La agresividad defensiva es el grito de "me duele acá". Anotá la zona y llamá a tu veterinario de confianza inmediatamente.
Conocer lo normal de tu mascota es su mejor seguro de vida. 10 minutos por semana son la diferencia entre una cura simple y una cirugía de urgencia.
Bajate la guía paso a paso y aprendé a identificar cada señal de alerta antes de que sea tarde.