Dar la vuelta a la manzana rápido para 'quemar energía' no lo cansa. Lo estresa. Descubrí el secreto para un perro tranquilo.
Para tu perro, oler es como leer el diario. Si no lo dejás olfatear, lo estás dejando incomunicado del mundo. Próximo: por qué su nariz es la clave.
Tienen una zona del cerebro 40 veces más grande que la nuestra para procesar olores. Oler lo cansa más que correr tres kilómetros.
En Palermo o Puerto Madero vemos perros pegados a la pierna. Eso es obediencia, no es relax. Tu perro necesita autonomía para bajar un cambio.
Usá una de 3 a 5 metros. Dale espacio para que decida a dónde ir. La libertad baja el cortisol al instante. Pero ojo con el cuello...
Un arnés en 'H' es clave. Si se frena de golpe a oler, no se lastima la tráquea. La seguridad es la base de la calma. Ahora, ¿y si se detiene?
¿Se quedó 5 minutos en el mismo arbusto? Dejalo. Está procesando un 'mensaje' químico importante. Es hora de jugar a ser detective.
Buscá horarios tranquilos y escondé premios en el pasto de la plaza. Convertite en su guía, no en su jefe. ¿Y si se pone muy loco?
Si empieza a correr frenético o muerde la correa, se sobreestimuló. Volvé a lo simple: premios cerca de tus pies y bajá las revoluciones.
Sabemos que en la calle hay de todo. Entrená un 'dejalo' sólido para que olfatear sea seguro y no termine comiendo basura.
Si tu perro es reactivo o el estrés no baja, consultá a un etólogo. La descompresión ayuda, pero a veces hace falta un profesional.
El paseo de descompresión no es para vos, es para él. Cambiá kilómetros por minutos de olfateo y vas a descubrir a un perro mucho más feliz.
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