Para muchos dueños en Argentina, la rutina diaria consiste en una caminata rápida por la manzana, buscando que el perro 'queme energía' físicamente. Sin embargo, la ciencia veterinaria moderna sugiere que estamos ignorando la herramienta más poderosa para el bienestar canino: su nariz. Los paseos de descompresión son una práctica diseñada para permitir que el perro explore el entorno a su propio ritmo, priorizando la estimulación olfativa por sobre la distancia recorrida. En este artículo, analizaremos la biología detrás de esta actividad y cómo podés transformar la salida diaria en una verdadera terapia de relajación para tu mejor amigo, mejorando su calidad de vida de manera inmediata.
La biología del olfato: El cerebro procesando el mundo
El sentido del olfato en los perros no es simplemente una versión mejorada del nuestro; es una forma de procesar la realidad totalmente distinta. Mientras que los humanos dependemos de la vista, los perros dedican una parte masiva de su cerebro —proporcionalmente 40 veces mayor que la nuestra— a analizar olores. Al realizar paseos de descompresión, el perro activa el bulbo olfatorio y el órgano vomeronasal (o de Jacobson), lo que envía señales directamente al sistema límbico, la zona encargada de las emociones.
Procesar olores complejos actúa como un rompecabezas mental intenso. Un estudio publicado en Applied Animal Behaviour Science demostró que permitir que los perros pasen más tiempo olfateando reduce significativamente su frecuencia cardíaca, lo que indica un estado de calma fisiológica. No se trata de caminar kilómetros, sino de permitir que el cerebro 'lea' los mensajes químicos que otros animales han dejado en un árbol o en el pasto de la plaza. Esta actividad mental consume tanta o más energía que correr tras una pelota, pero con el beneficio adicional de reducir el cortisol, la hormona del estrés.

Diferencias clave entre el paseo de obediencia y la descompresión
Es común ver en parques como el Rosedal o Puerto Madero a personas entrenando el 'junto' (heel) de forma estricta. Si bien la obediencia es útil para la seguridad urbana, el paseo de descompresión tiene un objetivo opuesto. En el paseo tradicional, el perro debe inhibir sus impulsos naturales para seguir el ritmo del humano. Esto genera una carga cognitiva que, si no se compensa, puede derivar en reactividad o ansiedad crónica.
En cambio, el paseo de descompresión se basa en la libertad de elección. Utilizando una correa larga (de 3 a 5 metros) y un pretal en forma de 'H' que no limite el movimiento, el perro decide hacia dónde ir y cuánto tiempo quedarse en un lugar. Aquí no hay tirones ni órdenes constantes. Es un momento donde el perro deja de ser un 'seguidor' para convertirse en un explorador. En Argentina, donde el ritmo de vida urbano es acelerado, otorgar este espacio de autonomía es fundamental para perros que viven en departamentos o zonas de alto tráfico.

Cómo implementar un 'Sniffari' efectivo en la ciudad
Realizar un 'Sniffari' (un safari de olfato) en ciudades como Buenos Aires, Córdoba o Rosario requiere cierta planificación para garantizar la seguridad. El primer paso es elegir el entorno adecuado: buscá horarios donde las plazas tengan menos concurrencia o elegí zonas verdes más amplias y tranquilas. El equipamiento es vital; evitá las correas extensibles tipo 'flexi' que mantienen una tensión constante y optá por correas de cinta o cuerda de al menos 3 metros, que permitan que el perro se aleje sin sentir presión en el cuello.
Durante el paseo, tu función es simplemente la de un ancla de seguridad. Si tu perro quiere pasar cinco minutos analizando un mismo arbusto, permitíselo. No lo apures. Observá su lenguaje corporal: las orejas relajadas, la cola a media altura y los movimientos lentos son señales de que está entrando en un 'estado de flujo' olfativo. Podés incentivar la actividad escondiendo algunos premios saludables entre el pasto alto, fomentando que use su nariz para encontrarlos, lo que refuerza positivamente la conducta de búsqueda.

Solución de problemas: ¿Qué hacer si mi perro se sobreestimula?
No todos los perros reaccionan igual a la libertad. Algunos, especialmente aquellos con mucha ansiedad acumulada, pueden frustrarse o sobreestimularse al tener más espacio. Si notás que tu perro empieza a correr frenéticamente (los llamados 'zoomies'), muerde la correa o salta sobre vos de forma brusca, es señal de que el entorno es demasiado para él en ese momento. En estos casos, lo ideal es reducir el espacio temporalmente y realizar actividades de 'lamido' o búsqueda de premios muy cerca de tus pies para bajar las revoluciones.
Otro desafío común en Argentina es la basura o restos de comida en la vía pública. Si tu perro tiende a comer cosas del suelo (conducta de pica), es fundamental trabajar primero en casa un comando de 'dejalo' sólido o utilizar un bozal de canasta que permita olfatear y jadear pero no ingerir. No dejes que el miedo a que coma algo arruine la experiencia; la gestión del entorno es tu responsabilidad para que él pueda disfrutar sin riesgos.

Seguridad y cuándo consultar a un profesional
Aunque los paseos de descompresión son beneficiosos para la gran mayoría, existen excepciones donde se requiere la guía de un educador canino certificado. Si tu perro presenta reactividad severa hacia otros perros, personas o vehículos, soltar la correa o usar una muy larga en espacios públicos puede ser peligroso. En estos escenarios, el paseo de descompresión debe realizarse en lugares cercados y controlados hasta que el tratamiento de modificación de conducta avance.
La seguridad siempre es lo primero. Asegurate de que el pretal esté bien ajustado y que el perro tenga su chapa identificatoria actualizada. Si notás que a pesar de estos paseos tu perro sigue mostrando signos de estrés constante (como lamerse las patas en exceso, ladrar por todo en casa o no poder descansar), es momento de consultar con un veterinario conductual o un etólogo. Podría haber un desequilibrio químico o un problema de salud subyacente que la descompresión por sí sola no pueda resolver.

Preguntas frecuentes
¿Cuánto tiempo debe durar un paseo de descompresión?
No hay un tiempo fijo, pero entre 20 y 40 minutos suelen ser suficientes. Lo importante no es el reloj, sino la calidad de la exploración olfativa; 15 minutos de olfateo intenso cansan más que una hora de caminata rápida.
¿Puedo hacer estos paseos si vivo en un departamento en el centro?
Sí, podés usar una plaza cercana o incluso viajar el fin de semana a zonas más tranquilas como el Delta o parques suburbanos. En la ciudad, buscá horarios de poco tráfico (temprano a la mañana o tarde a la noche).
¿Es mejor usar collar o pretal para estos paseos?
Siempre es preferible un pretal o arnés en forma de 'H'. Los collares pueden causar lesiones en la tráquea si el perro llega al final de la correa larga con impulso, mientras que el arnés distribuye la presión de forma segura.
¿Mi perro se va a olvidar de caminar al junto si lo dejo olfatear?
No, los perros son excelentes discriminando contextos. Podés usar una palabra clave para el paseo de obediencia y otra para 'tiempo libre'. La satisfacción mental del olfateo suele mejorar la atención durante el entrenamiento.
Conclusión
Implementar paseos de descompresión es uno de los cambios más simples y profundos que podés hacer por la salud de tu perro. Al entender que su nariz es la ventana principal al mundo, dejás de ver el paseo como una obligación física y empezás a verlo como una necesidad biológica de enriquecimiento. Empezá de a poco: comprá una correa larga, buscá un rincón tranquilo en tu parque favorito y simplemente detenete. Dejá que tu perro sea perro. Con el tiempo, verás a un compañero más equilibrado, menos ansioso y mucho más feliz en el hogar. La verdadera conexión no se logra con una correa corta y tensa, sino con el respeto mutuo por las necesidades instintivas de cada especie.
Referencias y fuentes
Este artículo fue investigado utilizando las siguientes fuentes:

